• Santos católicos que celebran su día el 16 de diciembre:

- En el Almanaque Cubano de 1921:

Santos Valentín, Agrícola y Concordio, mártires, y Santas Albina, virgen y mártir

- En el Almanaque Campesino de 1946:

Santos Valentín, Agrícola y Concordio, mártires, y Santas Albina, virgen y mártir, Alicia, (Adela o Adelaida)

El 16 de diciembre en la Historia de Cuba

• 1895 -

- La Invasión Libertadora en Las Villas: Avanza de Aguada de Flores (distrito de Cienfuegos) a Amalia (Cienfuegos), en total 6 leguas recorridas.

• 1766 -

- Muerte de Luis José de Aguiar de La Habana.

Emeterio S. Santovenia en “Un Día Como Hoy” de la Editorial Trópico, 1946, páginas 707-708 nos describe los acontecimientos del 16 de diciembre de 1766 en la Historia de Cuba:

   “Luis José de Aguiar, que en La Habana nació a principios del siglo XVIII y murió el 16 de diciembre de 1766, dejó en el Mundo un buen nombre. A su ciudad prestó excelentes servicios civiles como regidor. Pero mayores y a costa de peligros extremados fueron los que deparó a la Colonia en el ejercicio de las armas. Muy joven era cuando ingresó de subteniente en las compañías de milicias de La Habana, y tan notables resultaron sus esfuerzos y su conducta que en las postrimerías de la primera mitad de su centuria se hallaba ya en posesión del empleo de teniente coronel.

   “Si a aquel habanero faltaba encontrarse en algún trance realmente duro para probar su arrojo, la invasión de la capital de la Isla por los británicos vino a ofrecerle ocasión propicia. Puesto que eran conocidas las aptitudes de Aguiar, al aumentarse las milicias voluntarias para reforzar la guarnición de la plaza, fue él promovido a coronel, colocado al frente de uno de los escuadrones y encargado en 10 de junio de 1762 de la defensa del torreón de La Chorrera y de la playa de San Lázaro. A la cabeza de sus milicianos sostuvo la resistencia en La Chorrera contra el ataque de los buques y se opuso tenaz y briosamente al desembarco hasta que, agotadas las municiones y obedeciendo órdenes superiores, abandonó el fuerte, ya en ruinas por obra de la metralla enemiga.

   “Se replegó al dejar el baluarte de La Chorrera sobre San Lázaro, para batirse de nuevo, capturando a algunos británicos y acuchillando a otros, y acometer la altura de Taganana, con "quinientos milicianos y ciento cincuenta negros esclavos, de los cuales los ciento cuatro supervivientes fueron declarados libres por esta heroica acción en que logró Aguiar, con gente no acostumbrada al estruendo de la guerra, hacer gran mortalidad en las aguerridas tropas británicas, clavándoles los cañones, desalojándolas de la altura que habían fortificado y cogiéndoles dieciocho prisioneros". En El Horcón detuvo el avance de los sitiadores desembarcados por Cojímar.

   “Hubiera seguido peleando en defensa de La Habana de no haber llegado para la plaza sitiada la hora de rendirse. Mas Aguiar no capituló. Se negó a concurrir a la junta de autoridades que el 11 de agosto de 1762 acordó la rendición, y, cuando ésta quedó consumada, se retiró a Jaruco. Ni entonces descansó. Intentó, aunque en vano, reconquistar La Habana. Luego se entregó a la faena de inculcar a las poblaciones e instituciones del interior de la Isla el desconocimiento de las intimaciones de Albemarle. Así, con lealtad a sí propio, se sostuvo Aguiar hasta la restauración, en que volvió a La Habana, donde recibió el empleo de coronel del ejército regular y la jefatura del batallón de milicias disciplinadas. Su apellido quedó consagrado al tomarlo por nombre la calle de la ciudad de La Habana en que estuvo una de las esquinas de Aguiar y Tejadillo- la casa que habitó hasta su muerte aquel sencillo dechado de pundonor y valentía.”