• Santos católicos que celebran su día el 6 de diciembre:

- En el Almanaque Cubano de 1921:

Santos Nicolás de Bari, obispo, Humberto, confesor y Santa Asela, virgen

- En el Almanaque Campesino de 1946:

Santos Nicolás de Bari, obispo, Humberto, confesor y Santa Asela, virgen

• Natalicios cubanos:

González del Valle, Francisco: -Nació en La Habana el 6 de diciembre de 1881. Abogado, historiador y escritor. Estudio en el colegio San Cristóbal y el Derecho en la Universidad de La Habana terminando sus estudios en 1903. Miembro de la Academia de la Historia y director de publicaciones de la misma (1921-27); redactor de la revista “Cuba Contemporánea”, del “Boletín del Colegio Notarial” y de la revista “El Estudio”. Secretario de la comisión encargado de publicar las obras de Jacinto Milanés y miembro de la encargada de las obras de Saco y otros varios puestos que ha ido ocupando. Colaborador en las revistas y de “La Noche” y “Heraldo de Cuba”. Dirigió el “Boletín Oficial de la Cámara de Comercio”, “Industria y Navegación de la Isla de Cuba”. Publicó obras sobre las más variadas disciplinas y temas.

El 6 de diciembre en la Historia de Cuba

• 1895 -

- La Invasión Libertadora en Las Villas: En Remates (distrito de Remedios).

• 1796 -

- El Conde de Santa Clara.

Emeterio S. Santovenia en “Un Día Como Hoy” de la Editorial Trópico, 1946, páginas 687-688 nos describe los acontecimientos del 6 de diciembre de 1796 en la Historia de Cuba:

   “El teniente general Juan Procopio Bassecourt, conde de Santa Clara, tomó posesión del gobierno de la Isla el 6 de diciembre de 1796. El Conde quiso y logró seguir las huellas de Luis de las Casas, su predecesor. Cuantos empeños realizó hasta el 13 de mayo de 1799, en que dejó la Capitanía General, estuvieron encaminados a procurar la prosperidad del país.

   “Contra enemigos terribles tuvo que luchar Santa Clara. El último acto público de Luis de las Casas había sido la publicación del aviso de una nueva guerra entre España y la Gran Bretaña. Las primeras providencias del Conde se dirigieron a preparar la Isla para su defensa ante las posibles correrías del enemigo. La Habana y Santiago de Cuba, plazas fuertes, no fueron molestadas por la marina británica. Mas no ocurrió lo mismo respecto del puerto de Casilda, cuyos moradores repelieron la agresión, y de otras playas, indefensas y casi despobladas, de que se sirvieron los adversarios para consumar sus rapiñas. La lucha no alcanzó sino proporciones de escaramuzas navales. Así y todo, fatigó al Capitán General, tomándole actividades y elementos que tuvo que restar a medidas de orden administrativo.

   “Las franquicias concedidas en 18 de noviembre de 1797, autorizando el tráfico de importación y exportación en cualquier bandera amiga durante la guerra con la Gran Bretaña, fueron poco menos que fugaces. Por real orden de 20 de abril de 1799 quedaron derogadas todas las anteriormente otorgadas al país. En vano lucharon el intendente José Pablo Valiente y el conde de Santa Clara. Excesiva hostilidad hubo en la Metrópoli para la defensa de la riqueza de Cuba. Bien pudo creerse que los usufructuarios del gobierno español se complacían en mantener a la Isla en una situación económica desesperada. El monopolio seguía enseñoreado de la Colonia.

   “La comisión del conde de Mopox y de Jaruco, los progresos de la elaboración del azúcar y los proyectos y la ejecución de obras de utilidad y trascendencia públicas pusieron de relieve la capacidad y hombría de bien de Santa Clara. Bajo su administración Cuba atravesó días de zozobra e infortunio grandes. Pero su deseo y su noble ambición se hallaron siempre frente a las demasías intentadas contra el país. Por defenderlo, llegó a colocarse en situaciones difíciles y graves respecto de la Metrópoli.”