“Pasen para que lo vean todo. Y sin darnos tiempo a que le explicáramos que sólo nos interesaba, por el momento, saber los detalles de la inauguración del edificio construido en Carlos III, entre Belascoaín y Santiago, el Respetable Gran Maestro de la Gran Logia de Cuba, doctor Carlos M. Piñeiro del Cueto, nos conduce hacia los bellos salones, en los que numerosos obreros trabajan incansablemente para dejar terminada su labor antes del día 18. |
“Todo era fácil en ese minuto. Lo difícil vino después, el domingo 27, fecha señalada para la consagración del Gran Templo. Prácticamente había que atravesar una muralla humana para llegar hasta la puerta de entrada. Alrededor de veinticinco mil personas participaban en el desfile, en el que figuraban representaciones de distintos países. |
“Culminaba así en realidad un anhelo acariciado por los masones durante casi medio siglo: la construcción del Gran Templo Nacional Masónico. |
“La idea se remontaba al año 1902. Los masones de aquella época alentaron el propósito de construir un Gran Templo, pero las circunstancias no les fueron propicias. En 1905 fue designada una comisión que tendría a su cargo estudiar cuantas posibilidades hubiese para esa finalidad y, fue así como, en 1908, se adquirió el edificio situado en Carlos III y Santiago, uno de los tres que formaban la totalidad de la manzana. Hasta ahí todo salió bien; pero las dificultades crecían, sobre toda para la adquisición de los restantes inmuebles. Esto dio origen a distintas gestiones para adquirir terrenos en otras partes de la ciudad, sin que por ello llegara a plasmarse en realidad el viejo anhelo de los masones criollos. |
“Fue en 1945 que, al fin, se dio un paso decisivo, con la compra del inmueble inmediato al que ya poseía la Gran Logia; y en 1948 se lograba alcanzar lo que sería ya definitivo, al comprarse el resto de la manzana, o sea, la parte correspondiente a la calle de Belascoaín. |
“No terminaban con esto los obstáculos. Los vecinos del edificio y los comercios establecidos en el mismo, se negaban a mudarse. Y tras un largo proceso, en el que intervino, la más de las veces, el arreglo amistoso, llegó el día en que ya se podía empezar la demolición del vetusto edificio y comenzar la construcción de la inmensa obra proyectada. Era el mes de febrero de 1953 y, dos años más tarde, los masones exhibían orgullosos su Gran Templo Nacional, para cuya consagración se congregaron en La Habana masones de las cuatro esquinas del mundo, admirando, conjuntamente con los cubanos, esta obra en la que se invirtieron dos millones y medio de pesos, incluyendo el costo del terreno. |
“Ahora es el compañero Rogelio Roig, secretario de Divulgación de la Gran Logia, quien se encarga de ofrecernos interesantes datos. |
“-El edificio consta de once pisos, de los que están dedicados para las actividades masónicas propiamente dichas siete plantas. Las cuatro restantes han sido destinadas a oficinas privadas, que serán alquiladas, a quienes las soliciten. |
“-¿Que cantidad de logias funcionan en los distintos templos instalados en el edificio? -preguntamos. |
“Y Roig, haciendo un recuento mental, expresa: |
“-Hasta ahora están trabajando aquí alrededor de treinta y cinco logias, o lo que es lo mismo, un movimiento que abarca a más de cinco mil masones semanalmente. |
“Y desviando la charla hacia las puertas abiertas de la masonería para el pueblo, dice: |
“-Los masones cubanos han comprendido que nuestra institución tiene altos ideales de fraternidad entre todos los humanos; de ahí que, siendo el mejor vehículo para la democracia mundial, resulte lógico que se adentre en los más profundos sentimientos del pueblo, y llame a la ciudadanía a cooperar en la noble causa que es base de toda la actividad masónica. A esta finalidad se debe la publicación de las distintas revistas masónicas y la divulgación que a través de la prensa -en la que contamos con numerosos y distinguidos hermanos- se hace diariamente, para llevar a todos los ámbitos de la nación los esfuerzos que la masonería realiza en favor del progreso de la Patria. |
“El Gran Maestro, doctor Piñeiro, asiente con gestos aprobatorios. Y, a su vez, apartándose del aspecto material y llevando el tema hacia las aspiraciones ideológicas, explica: |
“La masonería cubana, en estos momentos, abriga un trople propósito. El primero es el de fortalecerse interiormente, para ser cada día un organismo más perfecto. En esto se cumple lo que se llama tradicionalmente el esoterismo masónico. A medida que se va logrando esta finalidad, se va realizando más cumplidamente la segunda misión, que es la de proyectarse hacia el exterior, convirtiendo a la institución en un verdadero instrumento de servicio social y realizando lo que se llama el esoterismo masónico. Logradas estas dos finalidades, como Cuba así lo ha conseguido, surge el momento de realizar la labor de acercamiento continental y mundial, a cuya tarea nos hemos dedicada en los últimos años, con resultados muy favorables, como ha podido verse en estos días en que todas las Grandes Logias de la América, tanto las latinoamericanas como las angloamericanas, han venido a nuestra Patria, para asistir a la consagración de nuestro Gran Templo y a la Tercera Conferencia Interamericana. |
“Y, tras breve pausa: |
“-Esta última labor ha tenido una efectividad tan extraordinaria que también nos han visitado los Grandes Maestros de Alemania, de China y de las Islas Filipinas. De la Tercera Conferencia esperamos acuerdos trascendentes para hacer efectiva la acción de la masonería en defensa de la democracia y de la libertad.” |
• 1896 - |
- Antonio Maceo regresa a la Provincia de La Habana. |
- José Miró Argenter en “Cuba Crónicas de la Guerra (La Campaña de Occidente) - Tomo II: Segunda Edición” de la Editorial Lex, 1942, páginas 96-99 describe los acontecimientos del 27 de febrero de 1896 en la Historia de Cuba: |
“En terrenos del ingenio Cayajabo, Maceo pasó revista el día 27 a las tropas del brigadier Aguirre, llenas de ardor y entusiasmo con la presencia del insigne capitán. Después de las expansiones naturales y de los parabienes mutuos, se concertó el plan de operaciones que habría de ponerse en práctica durante la excursión por la provincia de la Habana, y al efecto se trazó el cuadro de marchas de la columna por un período de ocho días. Maceo se proponía hacer la excursión por el Norte de la provincia, aproximándose todo lo más posible a la capital con objeto de llamar la atención de Wéyler y dar tiempo a que el general Gómez volviera de Matanzas. Entre las noticias que comunicó Aguirre sobre el estado de la guerra en la Habana, se señalaban los actos de barbarie cometidos por las tropas de Wéyler en diferentes lugares de la provincia. No sólo estaban comprobados los asesinatos de la loma del Gato, sino otros más recientes e igualmente inexcusables. Además, se cogió un correo de los españoles, y entre las cartas que se examinaron se halló la de un soldado a otro compañero del castillo de San Severino, en la que, del modo más sencillo, pero elocuente, compendiaba toda la política del nuevo capitán general y sus horrendos procedimientos: -"Ahora nuestros jefes no se andan con chiquitas; a todo el que encontramos por el campo, le cortamos la cabeza". -Impresionado el general Maceo por los terribles sucesos de que fue instruido, y previendo el nuevo sesgo que iba a tomar la guerra, se decidió a escribir una carta al general Wéyler, en la que grabó toda la indignación de su alma, e hizo al mismo tiempo responsable a la jefatura del ejército español de la conducta que podrían adoptar los jefes de las fuerzas cubanas en lo sucesivo, al sentir la necesidad, traída por los lamentos de las víctimas, de aplicar las represalias. |
“"Al general español Valeriano Wéyler. |
“A pesar de todo cuanto se había publicado por la prensa respecto de usted, jamás quise darle crédito y basar en ella un Juicio de su conducta: tal cúmulo de atrocidades, tantos crímenes repugnantes y deshonrosos para cualquier hombre de honor, estimábalos de imposible ejecución en un militar de la elevada categoría de usted. Parecíanme más bien aquellas acusaciones obra de mala fe o de ruin venganza personal; y creía que usted tendría buen cuidado en dar un solemne mentís a sus detractores, colocándose a la altura, que la caballerosidad exige con sólo adoptar en el trato de los heridos y prisioneros de guerra de este ejército, el sistema generoso seguido desde su comienzo por la Revolución con los heridos y prisioneros españoles. Pero, por desgracia, la dominación española ha de llevar siempre aparejada la infamia; y aunque los yerros y abusos de la pasada guerra parecieron corregirse al comenzar ésta, hoy viene a demostrarse que sólo desconociendo ciertos antecedentes invariables y una tradicional incorregible intransigencia, hubiera podido juzgarse olvidada para siempre, por España, la senda funesta de la ferocidad contra gentes indefensas y de los asesinatos impunes. En mi marcha, durante el actual período de esta campaña, veo con asombro, con horror, cómo se confirma la triste fama de que usted goza y se repiten aquellos hechos reveladores de salvaje ensañamiento. ¡Cómo!, Es decir que hasta los vecinos pacíficos -nada digamos de heridos y prisioneros de guerra- han de ser sacrificados a la rabia que dio nombre y celebridad al duque de Alba? Es así como corresponde España, por medio de usted, a la clemencia y benignidad con que nosotros, redentores de este sufrido pueblo, procedemos en idéntico caso? ¡Qué baldón para usted y para España! La tolerancia de incendios de bohíos y asesinatos como los de Nueva Paz y loma del Gato, y otros crímenes aun más repugnantes cometidos por columnas españolas, especialmente las de los coroneles Molina y Vicuña, le hacen a usted reo ante la humanidad entera: el nombre de usted quedará para siempre infamado, y aquí, y fuera de aquí, recordado con asco y horror. Por humanidad, cediendo a impulsos honrados y generosos, a la vez que identificado con el espíritu y tendencias de la revolución, yo jamás tomaré represalias, pero al mismo tiempo preveo que tan abominable conducta por parte de usted y los suyos, provocará en no lejano plazo venganzas particulares, a las que sucumbirán, sin que pueda yo impedirlo, aunque haya de castigarlo, centenares de inocentes. Por esta última razón, puesto que la guerra sólo debe alcanzar a los combatientes y es inhumano hacer sufrir las consecuencias de ella a los demás, invito a usted a que vuelva sobre sus pasos, si se reconoce culpable, o a que reprima con mano severa aquellos delitos, si es que fueron cometidos sin su anuencia. En todo caso evite usted que sea derramada una sola gota de sangre fuera del campo de batalla; sea usted clemente con tantos infelices pacíficos, que, obrando así, imitará con honrosa emulación nuestra conducta y nuestros procedimientos. -En campaña, 27 de Febrero de 1896.-A. Maceo. |
“La carta fue entregada al general Aguirre para que le diera curso por medio de un confidente, y nos consta que llegó a manos de Wéyler. Entre otras pruebas, existe el relato de un cronista español que hace referencia a dicho documento.” |
• 1874 - |
- Muerte de Carlos Manuel de Céspedes. |
Emeterio S. Santovenia en “Un Día Como Hoy” de la Editorial Trópico, 1946, páginas 121-122 nos describe los acontecimientos del 27 de febrero de 1874 en la Historia de Cuba: |
“Carlos Manuel de Céspedes, depuesto en 27 de octubre de 1873 del cargo de Presidente de la República de Cuba libre, adoptó una actitud ajustada a las circunstancias y compatible con el lustre de su vida. Después, sosegado el ánimo, abrigó el pensamiento de marchar al extranjero. Lo alentaba el doble propósito de evitar dificultades al gobierno revolucionario y de prestar su ayuda desde la emigración. En 2 de noviembre de 1873 solicitó del Presidente de la República pasaporte y autorización para que lo acompañasen algunos familiares, amigos y criados de su confianza. Entonces dijo: |
“"No pensé nunca salir de Cuba durante la actual contienda contra la dominación española. Mas, depuesto del cargo que ejercía, mi presencia en el país puede servir de pretexto a ambiciones, ser origen quizás de desagrados que yo quiero evitar a toda costa; es por esto, en modo alguno por las privaciones que tuviera que experimentar, ni por temor a peligros procedentes del enemigo; que deseo pasar al extranjero. Quedándome en Cuba, he de ser forzosamente gravoso; en el extranjero, sosteniéndome con el producto de mi trabajo personal, puedo ayudar a más a la Revolución." |
“Céspedes aguardaba a que se le extendiese el pasaporte pedido. Se hallaba en esta espera cuando se determinó a fijar su residencia en una finca situada en la Sierra Maestra y llamada San Lorenzo, adonde llegó el 23 de enero de 1874. Allí ocupó con su primogénito un bohío de guano. |
“En Santiago de Cuba un antiguo esclavo de Salvador Cisneros y Betancourt había sido condenado a muerte por los españoles. En vísperas de ser pasado por las armas ofreció señalar el refugio de Céspedes a cambio de la conmutación de la pena impuesta. Los sostenedores del régimen colonial no despreciaron una ocasión tan propicia a la satisfacción de un antiguo anhelo. Capturar a Céspedes, vivo o muerto, sería asestar un rudo golpe a la Revolución. |
“Una fuerte columna española asaltó en 27 de febrero de 1874 el apartado albergue del hombre del 10 de octubre. El prócer comprendió en seguida el peligro en que se hallaba. Se dispuso a repeler la agresión. Con agilidad y vigor extraordinarios se situó a distancia de los asaltantes. Un tiro le fracturó una pierna y lo derribó. Pero él se levantó, disparó e hirió a uno de los enemigos. La lucha era excesivamente desigual. Céspedes fue acosado y hostigado. En aquellos momentos supremos conservó la decisión de no rendirse. Y el insigne propulsor de la guerra por la independencia de Cuba llegó al fin de su vida terrenal bajo el fuego de los dominadores que habían suscitado la lucha sangrienta por él desatada.” |
• 1833 - |
- Se apareció el cólera morbus en La Habana donde fallecieron más de 30,000 personas, siendo Capitán General Mariano Ricafort. |
• 1796 - |
- Fue erigido el Real Colegio de Escribanos de La Habana por Real Cédula de esta fecha del Sr. D. Carlos IV, fechada en Sevilla, teniendo por Patronas especiales a la Purísima Concepción de María Santísima y Santa Lucía, virgen y mártir, con la obligación de incorporarse en el todos los escribanos de está ciudad. |
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