• Santos católicos que celebran su día el 30 de enero:

- En el Almanaque Cubano de 1921:

Santa Martina, virgen y San Hipólito, presbítero

- En el Almanaque Campesino de 1946:

Santas Martina, virgen y Sabina, mártires, y San Hipólito, mártir

El 30 de enero en la Historia de Cuba

• 1871 -

- Orden General Expedida por Ignacio Agramonte.

Emeterio S. Santovenia en “Un Día Como Hoy” de la Editorial Trópico, 1946, páginas 65-66 nos describe los acontecimientos del 30 de Enero de 1871:

   “Carlos Manuel de Céspedes comprendió, en medio de los sucesos e incidentes derivados de la dimisión que a mediados de abril de 1870 hizo Ignacio Agramonte del mando de las fuerzas de Camagüey, que no debía prescindir de los excelentes servicios del General. Así fue que, a despecho de la acritud y tirantez que revistieron las relaciones personales y oficiales entre ambos, el Presidente de la República no disimuló su deseo de que Agramonte no se ausentase del país. La patria necesitaría de los servicios eminentes del virtuoso y valiente caudillo. Céspedes sólo aguardaba, para utilizarlos, el momento propicio. No tardó en llegar.

   “Al iniciarse el año de 1871 el estado de la Revolución era deplorable. Menester era, en primer término, buscar un jefe capaz, por sus iniciativas y aptitudes, para utilizar los entusiasmos y las esperanzas de los soldados de la libertad. En tan críticos momentos, poniendo uno y otro de manifiesto la grandeza de sus corazones, Céspedes confió a Agramonte, y Agramonte aceptó, la jefatura de las huestes de Camagüey, a las que el Bayardo cubano supo hablar en seguida el lenguaje del sacrificio y de la vergüenza.

   “"Ahora -dijo Ignacio Agramonte a los camagüeyanos- es cuando los verdaderos patriotas deben realizar los más entusiastas esfuerzos por romper de una vez las cadenas que todavía oprimen a Cuba. Poseemos todos los recursos necesarios para triunfar; pero es necesario ponerlos en ejercicio con aquel valor y aquella abnegación de que hizo alarde nuestro pueblo aun en los primeros movimientos revolucionarios. El Camagüey se encuentra hoy hostigado por el enemigo. Seamos todos soldados de la libertad. Los que, errantes en los bosques, son inmolados, sin venganza y sin gloria, forman en el campamento la milicia invencible del derecho. El enemigo, más que de buscar el combate, se ocupa de atormentar vuestras familias. Vamos a defenderlas con empeño, pero no permaneciendo a su lado para tener que abandonarlas en la hora del peligro, sino peleando valerosamente. Organizar y disciplinar nuestro ejército es prepararlo para la victoria. Convencido de esto, estoy dispuesto a conseguir las ventajas de la organización y disciplina, y vosotros me ayudaréis, sin duda, en esta importante obra.

   “"Camagüeyanos: vosotros habéis realizado inmensos sacrificios por la gloria y felicidad de Cuba, y es imposible que retrocedáis por el camino que está ya teñido con vuestra sangre. Muy pronto vuestras indomables legiones asombrarán al tirano, y, demostrarán una vez más que un pueblo amigo de la libertad y decidido a arrostrarlo todo para obtenerla alcanza siempre el laurel inmarcesible de la victoria."

   “Agramonte demostró en aquellos días de peligro y de zozobra cuánto podía un espíritu organizador. -Sus afanes e iniciativas no tuvieron límites. El resultado fue superior. En acertadas órdenes generales proveyó a remediar las necesidades y deficiencias de que adolecía la división de Camagüey. Diez días después de haber dado, una de aquéllas en el campamento de La Esperanza completó con otra, expedida el 30 de enero de 1871, en El Jobo, las previsoras y meditadas medidas que tan en alto pusieron sus prestigios militares. Al dictar Agratmonte su orden general de 30 de enero de 1871 renacieron las esperanzas de la República en el intrépido campeón. La infantería y la caballería fueron organizadas admirablemente. La caballería de Camagüey, a la que Agratmonte comunicaba sus bríos y acometividades, estuvo llamada a realizar proezas salvadoras.”