28 de Noviembre en el Calendario Cubano
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28 de noviembre - Sagitario
Sagitario


28 de Noviembre del 1954 - Revista Carteles

28 de Noviembre
28 de noviembre - En la Terminal de Omnibus en La Habana.
En la Terminal de Omnibus en La Habana

• Santos católicos que celebran su día el 28 de noviembre:

- En el Almanaque Cubano de 1921:

Santos Gregorio y Jacobo, confesores y Santa Faustina, virgen y mártir

- En el Almanaque Campesino de 1946:

Santos Gregorio y Jacobo, confesores y Santa Faustina, virgen y mártir


Guije.com - estudios en la cultura y la historia de Cuba El 28 de noviembre en la Historia de Cuba

• 1897 -

- Desembarcó el “Dauntless” en la ensenada de Arroyo Secó, cerca del cabo Lucrecia, expedicionarios de la isla de Concepción (Bahamas) y un segundo viaje con parque que traía la goleta “Silver Heell” que aguardaba en Concepción. En esta expedición vino también el general Núñez, Luis Rodolfo Miranda y varios otros expedicionarios. Este barco llevó otras expediciones a Cuba.

- El general Calixto García ataca al pueblo de Guisa, que se rindió al día siguiente con toda la guarnición. El 1 de diciembre fue reducido el pueblo a cenizas.

• 1895 -

- La Invasión Libertadora en Camagüey: Avanza de Colmenar a Santo Tomás, distancia de 4 1/2 leguas. De Santo Tomás a Artemisa, 3 leguas. Artemisa era un caserío inmediato a la Trocha de Júcaro a Morón. Esa noche no se permitió hacer fogatas en el campamento y todos los cuerpos fueron prevenidos para volver a emprender el camino a las doce de la noche.

• 1868 -

- Acción de Bonilla.

Emeterio S. Santovenia en “Un Día Como Hoy” de la Editorial Trópico, 1946, páginas 671-672 nos describe los acontecimientos del 28 de noviembre de 1868 en la Historia de Cuba:

   “El conde de Valmaseda, al trasladarse de Manzanillo a Puerto Príncipe en la segunda quincena de noviembre de 1868, persistía en buscar y concertar un arreglo -con los revolucionarios camagüeyanos. En la red así tendida cayó Napoleón Arango, erigido en general en jefe de la jurisdicción. Para mejor entrar en negociaciones de paz y prevalido de la preeminencia de que gozaba, Arango se opuso a que Angel del Castillo e Ignacio Agramonte resistiesen a la columna enemiga y alejó las huestes cubanas de los lugares en que podían hostilizarla. Después convocó a una junta en Clavellinas, donde, aunque al principio pareció dividir las opiniones, sufrió terrible desengaño.

   “Arango no se curó de su obstinación culpable. De nuevo fue a ver a Valmaseda. Y, poseedor de ofertas falaces, reunió a los principales revolucionarios en el poblado de Minas. Salvador Cisneros, Ignacio Agramonte e Ignacio Mora, entre otros, pusieron fin a las maquinaciones en juego. Ignacio Agramonte, con vehemencia y valentía, exigió que cesasen de una vez para siempre las torpes dilaciones y las demandas humillantes y proclamó que Cuba no tenía más camino que el de conquistar su libertad por la fuerza de las armas. La inmensa mayoría se decidió por la guerra, y el Comité Revolucionario, integrado por Salvador Cisneros y Betancourt, Ignacio Agramonte y Loynaz y Eduardo Agramonte y Piña, se encargó del gobierno provisional de Camagüey. Uno de sus primeros acuerdos consistió en nombrar director militar del departamento a Augusto Arango, a quien sus compatriotas llamaban, con reverente cariño, el muerto vivo, el de cráneo de plata, recordando las hazañas que en 1851 había realizado al servicio de Cuba.

   “El 28 de noviembre de 1868, media semana después de la constitución del Comité Revolucionario, la acción de Bonilla fue bautismo de sangre de Camagüey. Valmaseda quedo convencido del fracaso de sus tentativas para someter a los rebeldes con planes mentirosos e incompatibles con las aspiraciones patrióticas. Se encamino a Nuevitas con su columna, fuerte de dos mil quinientos individuos de tropa, buen armamento y poderosa artillería. Los cubanos se sintieron como atizados por fuego irresistible, y corrieron a desafiar el empuje y la arrogancia del adversario. No eran los camagüeyanos sino ciento cincuenta y carecían del más rudimentario conocimiento de táctica militar.

   “Los camagüeyanos carecían de armamento adecuado. Con solo tres rifles, deficientes escopetas de cazar pájaros y algunos revólveres se atrevieron a hacer frente a los españoles. El Conde fue contenido en su intentado avance, luego obligado a retroceder y por último puesto en retirada hacia el pueblo de San Miguel, en tanto trece camagüeyanos -entre ellos, Augusto Arango, Salvador Cisneros, Ignacio Agramonte, Rafael Argilagos, Diego y Gaspar Agüero e Ignacio Mora- quedaron dueños del campo, y Angel del Castillo, Bernabé de Varona y Manuel Boza no cesaron de hostigar al maltrecho ejército contrario. La acción de Bonilla dio prestigio y gloria a los libertadores de Camagüey.”



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Última Revisión: 1 de Abril de 2008
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